martes, 26 de abril de 2011

La escuela y los medios (edicion bis)


      A pesar de esa hegemonía cultural gestada desde el poder de un modesto servidor con  micrófono en mano, atolondrados de sentidos (sobre todo el auditivo) la escuela pública da algunos indicios de repunte ¿Mutación?  La respuesta estaría en ver si ese desmadre hubiera sido posible sin la irrupción de los jerarcas de la pantalla hace algunos años.
   
      Al menos desde la política, la educación no parece ser una cuestión de marketing y desde el Min. De Educación de La Nación se propició la distribución de más de cuatro millones de ejemplares de “Libros de Lectura del Bicentenario” con la vida de los próceres que escribieron historia del país. Bienvenido sean las proyecciones de películas como Belgrano y la más reciente de San Martin. Nada de cipayos, no se necesitan voceros del imperio. Ya tenemos bastantes en la tv que nos alimenta.
  
       Que la educación (literalmente) aparezca en los medios es algo atípico, sobre todo con un producto como Paka-paka, donde los chiquit@s son sujetos de derecho y además de su entretenimiento lógico tiene subyacente una didáctica. Con otros modelos de ser chico y otros modelos de belleza. Están todos sin importar el color de piel en una relación de igualdad (bien aggiornado), echando por tierra ese prototipo de Cris Morena con los tinenyel donde son todos rubiecitos, si es con ojos celestes, mejor aún. Pero los monarcas del cable, supraestatales ellos, no quieren compartir
. “Solo se prohíbe algo que se teme” dijo Vargas Llosa.
    
        Que en la curricula se implemente el estudio de los escraches, manifestaciones y pintadas callejeras como distintas modalidades de participación socio-política con la intención de formar ciudadanos. Lo curioso (o no tanto) es que algunos crispados (con sus más de 240 replicas) salieron a polemizar la cuestión vociferando que se hacía apología del escrache, subestimando la capacidad de pensamiento de los pibes ¿Alguien se armó una milicia y  atacó salvajemente a otros, por haber estudiado las guerras históricas en la escuela? La carta ganadora es la inteligencia en acción que persuade mucho más que la intimidación publicitaria.

       También suman 
algunos proyectos que pretenden erradicar la discriminación, algo bastante complejo que está muy impregnado en nuestra sociedad. Con algunos ejes actuales como el matrimonio igualitario y el 12 de octubre como “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. Otras cosas, sin ir más lejos, la transmisión por todos los canales La Feria del Libro (al margen de Vargas Llosa y la libertad bla bla bla). Que a los pueblos originarios se les dé la oportunidad de estar incluidos tecnológicamente con netbooks. Hay cosas positivas.

    Ni hablar de las medidas tomadas concernientes a la Guerra de Malvinas del último año. Que todos los 2 de abril se lea en las escuelas la carta Julio Cao escribió a sus alumnos cuando peleaba en las islas. Algo tan sutil como la modificación de una simple palabra, la de “veterano” por “héroe”  y que las aulas lleven el nombre de un ex combatiente. Hechos muy destacables.


         La revolución cultural se está dando, y está claro que se gana en la calle, en nuestra cotidianeidad no en las redacciones derramando ríos de tinta.

domingo, 10 de abril de 2011

La escuela y los medios - 1ra parte -

     El mandato  de la era moderna ha determinado a algunos espacios como representaciones fundamentales de la vida social. Uno de ellos es la escuela como el ámbito donde se configuran las identidades respetuosas de la alteridad pero – como diría el amigo de duro – no logra aggiornarse. Y uno de los motivos es la influencia (negativa) de los medios de comunicación que penetran en el seno familiar.

         En este sentido la escuela descuida la socialización para la formación de ciudadanos y algunos saberes universales para que todos podamos coexistir en armonía a pesar de las diferencias. A esta altura es sabido que los chic@s nacen en una cultura profundamente audiovisual en la que la televisión adquiere un lugar preponderante. Y allí es donde adolece la educación.

    Una evidencia clara es la propaganda de la marca Telecentro llamando a adquirir el producto al igual que la “familia tipo” (hijo, hija, madre y padre) que figuran desparramados por el coqueto living. Hablan de familia tipo ¿Tipo qué? ¿No será que el eslogan es un eufemismo de lo que presuntamente sería una familia “normal”? Porque también con esa clase de familias se hacen los estudios de la canasta básica alimentaria. Y digo con esa clase, porque en este contexto (matrimonio igualitario mediante) no hay un prototipo de familia en particular.

       Y ahí  pierde terreno la escuela, porque al no actualizarse y proponer una educación más profunda  se desprende la discriminación. Incluso desde lo más sutil que es cuando el típico padre empujado por la semilla reaccionaria de su ser dice  “hay que poner al país el orden porque ahora parece que lo anormal es normal”. Lo bueno sería saber quien da los parámetros de normalidad, porque una cosa es que no sea normal y otra cosa es que no sea común.
 

      La cuestión educativa tiene varios puntos flojos que carecen de rigurosidad. Por ejemplo en la curricula estudiantil  cuando se instruye a los jóvenes sobre historia argentina generalmente nunca se llega a H. Yrigoyen, poco se habla de  Perón y  de A. Illia. Siempre se habla de la Década Infame, Justo, Aramburu y otros tantos personajes nefastos de los orígenes del país. Lo que forma parte de una colonización histórica de algunos sectores que incluso siguen formando parte de la política actual. Tal es el caso del ministro de educación de la ciudad Esteban Bulrich que prohibió en los colegios porteños la distribución de material sobre el bicentenario argentino. Ni que hablar de su jerarca que le confirió el cargo a un fascista como Abel Posse. La democracia aguantó eso un par de días nomas.

       Otro caso es cuando naturalizamos (gracias a esa colonización) que Cristóbal Colon fue el descubridor del continente americano. Hasta en wikipedia figura como tal ¿Acaso no había vida en América hasta que llegó el paladín de las conquistas? Conquistas (otro eufemismo) le llamaron al despojo de tierras, sojuzgamiento y a la matanza de los indios. Lo único que se descubrió fue la voracidad del capitalismo.

      De estos ejemplos hay varios lamentablemente. Es hora de ponerse los pantalones largos y dar la batalla cultural para cambiar el orden las cosas ¿Se podrá?