domingo, 19 de junio de 2011

Póstumo, casi nepotismo

Está claro que las palabras tienen fuerza no tanto por lo que dicen, sino como por quién las dice y desde dónde las dice. El concepto es amplio, puede abrazar múltiples espacios. Parece mentira o hasta cierto punto impensado, que un pensamiento que  se sostenía en una progresía renovadora (supuestamente) ahora le “haga el juego” a los otrora oponentes. Sobre todo teniendo en cuenta que a la izquierda de la izquierda generalmente comienza la derecha, debido a la fisonomía de un mundo al que creemos redondo, y tal (Tango D).

Ese, el nuevo diseñador de palabras, otrora artesano de utopías lejanas que le es infiel a los hechos (y a sus archivos). El camino por la búsqueda de poder parece empezar, con un renovado discurso maquillado de una visión “progre”, alimentada (y ensalzada) por unos serviles al servicio de la comunicación “independiente”. En esos espacios televisivos (que antes dictaminaban los destinos del país) empieza a tener más resonancia mediante los “aspirantes”, la calumnia disfrazada de crítica.

La infamia ya se preparó y empieza a circular por la pantalla con rimbombantes titulares que se hacen presentes cada media hora. El objetivo es penetrar en la subjetividad de los desprevenidos y reclutarlos para cuando llegue el gran día de meter en el sobre el papel con los conspicuos  apellidos. El tiempo dirá si fueron o no un blanco amorfo.

En ese juego dialectico es común, sobre todo cuando en el horizonte cercano arriman esas codiciadas elecciones, enrostrar malas acciones y “caminar” los barrios ante la inminencia. Las diatribas deambulan de un lado a otro sin escatimar. Más que nada en el retador que quiere el preciado sillón, que prepara su discurso (con un traje mal usado y sin memoria histórica) en el cual  se arroga una representación popular que no tiene (hasta tanto no gane). Lo que si tiene: un apellido poderoso para los distraídos. Hay resquicios donde se ven algunas oportunidades (oportunismo le llaman algunos) para sacarle el jugo a una situación de debilidad del gobernante de turno: “La gente está cansada”; “La gente ya no aguanta más esto”; “Este gobierno no da para más”. El producto “gente” viene con nuevo envoltorio y en forma de escudo.

A veces una posición que pretende mantenerse “neutral”, “critica”, “constructiva”  se ve vulnerada con ideales tirados a la basura por una ambición personal y no colectiva. Por la mezquindad que se evidencia. Por el reformismo vestido de progresismo. Por la fuerza que en la desesperación va sumando “nuevas voces” con el objetivo de llevarse puesto “al otro” y sin buscar una alternativa superadora. La hilacha cada vez se hace más notoria y se ve con relativa claridad para qué equipo juega cada uno. Parece que en la dialéctica interminable de blancos y negros, es para algunos el gris.

miércoles, 8 de junio de 2011

El dia del periodismo

    Ayer me paso que me encontraba viendo DDD y vi un informe mas la posterior discusión sobre el día del periodistas (el día ya pasó, y no pensaba escribir pero vi eso me dio el pie a hacerlo hoy). Algo que no he dicho es que estudió dicha carrera en La Plata (mi ciudad) y esa discusión atraviesa personalmente mis nervios. Sinceramente ahora se discute más de de los medios de comunicación y sus intereses. Recuerdo siempre en 2009 cuando en “análisis de la información” nos daban algunos textos sobre La Ley de Medios (cuando ni siquiera aparecía en el horizonte parlamentario) y otros como “la comunicación en pocas manos”. Y hoy la ley ya salió (al margen de las trabas judiciales) y el país cambió a partir de allí y “la gente” se despabiló un poco y dejo de comprar todo lo que veía. Y me consta porque en tiempos del discurso único el poder de los medios gozaba de mucha credibilidad, a tal punto de hacer posible que personas comunes se sumen a los cortes irrisorios de los patrones del campo “por el reclamo histórico” sin tener siquiera un centímetro de tierra y también todo el curro de la gripe A con “la gente” desesperada buscando barbijos. En ese entonces, si lo decía el noticiero era una verdad irrefutable. Hoy eso cambió por suerte con la discusión que generó la ley y seguramente fue muy importante el rol en ese momento de 678 (a pesar de que hoy no me gusta mucho) siendo la única voz disonante. Y me sorprendió gratamente en su momento los autoconvocados del facebook para apoyar la Ley de Medios sin necesariamente estar vinculados a la comunicación. Yo no sé si Tinelli puede hacer eso.

      Siempre pensé el día que termine la carrera como hacer con las líneas editoriales porque no es una cuestión tan sencilla. Si estas en “x lugar” trabajando (ahora está de moda enrostrarle al otro donde trabajó, algo fútil e infructuoso) y no podes decir “x cosa”, el “otro” puede decir te están censurando pero a la vez a vos te pagan para que no digas “esa x cosa”.

     Por otra parte se eliminó la ley de calumnias e injurias y los comunicadores pueden decir lo que quieren denunciando paradójicamente que no puede decir nada. Aunque insisto en decir que una cosa es libertad de expresión (que requiere una expresión física) y otra es libertad de opinión.  Algunos foros pueden opinar pero no expresarse físicamente (los que no están la grilla del cable por ejemplo). Esto ya lo he dicho en otro posteo anterior.

        Y desde el otro lado se habla peyorativamente del periodismo militante (del Estado) y desde este lado se trata de justificarlo con Rodolfo Walsh ¿Acaso no era militante? Si es verdad militaba pero esa militancia se la confunde porque una cosa es ser militante de un gobierno y otra es ser militante de ideales. Quiérase o no la militancia por un gobierno te atraviesa y te condiciona. Por eso el mote “militante” no es afortunado, el rol del periodista debe ser molestar a los poderes facticos. Y no resignar la ética siendo servil a intereses ajenos.

      Apenas entre a estudiar la comunicación social la primera definición de periodismo que es escuche es que “el periodismo debe ser el vocero de la sociedad”, la  comparto pero hay que ver ¿De qué sociedad no? Hay que tratar de ser subjetivamente objetivo, entendiendo que la objetividad choca con la ideología y las líneas editoriales.

      Hay periodistas que no son militantes ni independientes como VH Morales, Reynaldo Sietecase, Matías Martin y otros (son periodistas comprometidos con la sociedad). Incluso pienso que Morales Sola es uno de los mejores  (al margen de no comulgar mucho) porque tiene una retorica envidiable que si lo lees y no estás muy empapado de la realidad política te convence. Zloto y Tenembaum también son respetables.

        Espero que se aplique de una vez por todas la Ley de Medios, porque no tengo dudas de que cuando eso suceda se vendrá una revolución cultural porque no es solo para periodistas, es para cineastas, actores, cantantes, artistas  y muchos etcéteras
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