domingo, 23 de marzo de 2014

La Poderosa: un grito en La Garganta




Por Víctor Olivera |oliveravictor.blogspot.com

En un potrero en Iriarte y Zavaleta se produjo la eclosión de la Poderosa. Una organización que nuclea a las villas y se organiza en asambleas. Un informe de Facundo Pastor, periodista de América TV, fue la “musa inspiradora” para decirle basta a la estigmatización histórica que sufren sus barrios.  Desde 2011 cuenta con La Garganta, “el brazo literario” del colectivo. Una revista de cultura villera, sin voceros, que con los ingresos logra subsanar un poco la falta de Estado. La urbanización es la utopía. Una visita por su nueva sede en la Casa de la Militancia (Ex Esma) para ver de cerca los sueños que ahí se esconden.
 

“El periodismo es libre o es una farsa”, decía el graffiti de Rodolfo Walsh en una de las paredes de la oficina. Había una reunión pactada hacía varios días atrás. A fines de 2012 La Poderosa inauguró una nueva redacción en la ex Esma (hoy devenido en espacio para la Memoria y los Derechos Humanos), sumada la que ya tiene en Zavaleta. Lo sabido era que el encuentro era un viernes, un 17 de julio. Una señal  informativa difundió la noticia de la muerte del genocida Videla, el resto replicó. La muerte y su mejor amigo se encontraban. El destino hizo que justo ése día esté caminando por las entrañas de un lugar, donde él y varios de los suyos, desaparecían personas.
   Colectivo de línea, otra de mediana distancia más un tren eléctrico me acercaron hasta la estación de Núñez. Al bajar hay que cruzar, puente mediante, para llegar al otro lado; ir hasta a un pasillo relativamente ancho que da a la calle Juana Azurduy. Hice el recorrido hasta avenida Libertador, luego algunas cuadras para la izquierda: en total, fueron cerca de 9. A la distancia se veía un semáforo que daba luz verde. Era una manzana gigantesca, por dentro varias hectáreas. En la esquina había un mármol blanco que decía: “Espacio para la memoria, promoción y defensa de los derechos humanos”; y abajo: “Ex centro clandestino de detención y exterminio Esma”. Costeando la manzana, el recorrido y la curvatura de la vereda, denotaba que a los 100 metros, más o menos, estaba la puerta de recepción. La chica que atendía, una morocha pelo largo y camisa blanca, con un resaltador fluor me marcó en un mapita que tenía en su mano cómo llegar a la redacción de La Garganta.
    Salí afuera siguiendo las líneas fluor y tenía que hacer una suerte de zic zac para ir al lugar. Cuando estaba por chocar con una esquina que tenía dos salidas para los costados noté que me había pasado del punto de llegada. Una entrada grande, tipo un marco. Al ingresar había una mesita de militantes de la Walsh (una agrupación de la Facultad de Periodismo UNLP), en las paredes muchos carteles recordando figuras políticas. “Los pibes están al fondo a la derecha”, me dijeron luego de consultarlos. La puerta estaba entre abierta, en cada mitad se veía media boca, de lo que es, en imagen, el grito simbólico de La Garganta en la revista.
   
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   Adentro me recibieron los pibes. En la redacción estaba “Boina” que, con buena onda, me saludó al canto de “eh, todo bien?”. La Garganta, como una de sus premisas fundamentales, tiene en su coartada utilizar el anonimato. Por dicha razón sólo hablaremos de Boina, como un ápodo arbitrario por el gorro blanco que llevaba puesto. Boina es un pibe de unos treintaypico, sonrisa contagiosa, barba candado, pelo semilargo y castaño oscuro. También estaba  Ángel, a él no lo conocía. Un chico en el límite de la pubertad/adolescencia (calculé sin saber su edad) que se forma en los talleres que La Garganta le brinda a sus pibes, imposibilitados de acceder a la universidad. Se ve que antes de que llegara estaban sentados alrededor de una computadora, mientras tomaban unos mates. “Las redes sociales son un tanque de guerra”, me dijo sorprendido, al mostrarme una actualización de estado del facebook de la revista sobre la muerte  del dictador.
   En La Garganta hubo que dar una discusión con el tema de las redes sociales y el mundo digital. La posibilidad de entrar en una contradicción filosófica era el meollo. Se preguntaban cómo era posible tener facebook si hay muchos compañeros que no tenían techo o cómo tener twitter si en algunos barrios no hay electricidad. Pero las discusiones llevaron a las redes sociales a ser una herramienta estrátegica “no para hablar de la Garganta, sino desde La Garganta”. Todas las demandas que sus barrios vieron casi prohibidas y que ahora, al tener voz propia, pueden propalar en la revista. “En el barrio no tenemos teléfono de línea, internet, y muchos ni siquiera electricidad y que el canal de comunicación fuera facebook y twitter…entonces, en un momento abrieron uno a nombre nuestro, y ahí por lo menos dijimos que había que ocupar el lugar. Porque antes para que nos vengan arreglar un cable que se rompió con la tormenta necesitábamos marchar quince cuadras de vecinos y ahora escribimos 140 caracteres y a los diez minutos nos ayudan. Se volvió un arma”, reconoce Boina.

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    La Poderosa como organización surgió en 2004 y en 2011 La Garganta, su “brazo literario”. El medio por el cual difunden las actividades del barrio, las falencias de la política, derechos postergados  y las utopías a alcanzar. Una vez por semana se realizan las “asambleas villeras”, donde están agrupadas 15 villas más las que se sumarán en el camino. El lugar de encuentro es en Zavaleta, donde está la redacción original. El punto de partida de la Garganta fue un informe malicioso de Facundo Pastor, de América TV, en el cual presentó: “Zavaleta: un desafío a la muerte”. Mostró al barrio como un ghetto de narcotraficantes, exponiendo a los chicos como “pirañas”, que sólo roban, se drogan y matan; acompañado con música de fondo propia de las mejores trailers del cine mundial. El daño que hizo fue irreversible: ambulancias que no entraban, colectivos que no pasaban, el despido de los vecinos que decían ser de ahí y el temor de las personas a merodear por la zona. Prejuicios. Eso fue la gota que rebasó el vaso. Los pibes no se quedaron quietos. “¿Sabés el festival que nos mandamos, fue lo mejor que hicimos”, recuerda  Boina, orgulloso. “En todas las calles, en Fitz Roy, fueron las Madres, ¡fue una locura! Empapelamos todo el frente de América con cartulinas que decían ‘Yo conocí a mi novia en Zavaleta’, ‘Yo aprendí a leer en Zavaleta’. Y no pusieron nada, y ahí dijimos: ‘No pueden ser tan hijos de puta’. Nunca aparecieron tampoco”.
      Es claro que Pastor “sabe que miente” porque nunca dio la cara, ni tampoco atendió los llamados de los vecinos del barrio que lo invitaban a conocer la villa. En esos días las asambleas eran totalmente inorgánicas, porque los compañeros contaban que le habían dejado mensajes en el contestador para que vaya a tomar mates a la mañana y vea cómo la gente se levantaba para ir a trabajar, y conozca de cerca el vecindario.
-  Tenía un poco de vergüenza, él sabía que estaba mintiendo, ¿no?
-  Por suerte hay cosas que van pasando muy rápido, creemos que a estos pibes que hace cinco o seis años hacían ése periodismo creyéndose que eran Rodolfo Walsh ahora les da vergüenza caminar por la calle. Y para nosotros eso es una conquista. Entre líneas, pude notar que en esa conquista está una de las batallas histórica de sus barrios: luchar contra la estigmatización de los medios de comunicación.

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   Si hay algo de lo que saben en La Poderosa y en La Garganta es de organización y autogestión. Imposibilitados, salvo contadas excepciones, de ilustrarse en la universidad, ahí mismo, donde estábamos, los “talleristas” forman a los chicos con diversos talleres. En ese momento, Boina le dio lugar a Ángel y me contó el proceso de aprendizaje: “Cada semana tenemos capacitación con los ‘talleristas’ que nos dan una mano y de alguna manera aprendemos entre todos. Los viernes tenemos el Taller de Redacción, donde aprendemos desde manejar una computadora; empezar a redactar, a escribir, con todos nuestros errores ortográficos. Asimismo está el Taller de Fotografía, que va los domingos, también una vez por semana”.
   Se notó en Boina un resentimiento moderado con el mundillo académico. Me aclaró que se forman a los chicos en tanto “conocimientos técnicos” porque desde el periodismo tradicional se intenta indagar sobre el proceso de formación de La Garganta con los saberes del mundo universitario. “Entonces dicen pero no hay un fotógrafo que en realidad sabe fotografía que estuvo en la…y no hay un redactor… ¡Por supuesto  que hay! Viene, se sienta en la ronda con los demás compañeros, y pone en la mesa sus saberes técnicos, entendiendo la diversidad cultural. Todos ellos trabajaron en otros medios y nunca hicieron lo que hicimos en La Garganta, porque lo valioso no son esos saberes, sino los que históricamente desestimó la Universidad y siguen desestimando cuando nos quieren hacer llegar al punto donde pareciera que la revista tiene un redactor de puta madre, un fotógrafo de puta madre y un diseñador de puta madre. Y lo bueno que tiene son los ‘huevos’ de poner sobre la mesa todo lo que quisieron tirar bajo la alfombra”.

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   La idea de la organización que implica no hablar de la Garganta sino desde La Garganta se cristaliza en algunas problemáticas que tienen las villas. El reconocimiento que ha adquirido con las figuras de la cultura popular que han posado para sus tapas es sólo una excusa para dar a conocer parte de la “cultura villera”, porque no son todas celebraciones. Ése éxito obtenido no los ha mareado de su lucha principal: la urbanización y los derechos postergados de la política. “Porque la inseguridad en nuestras villas es el paco”, me aseguró, en una cruda realidad.
- ¿Cómo es la campaña que llevan adelante en esa lucha?
-  Ése tema es una batalla durísima, no es una campaña, para nosotros es una cotidianidad. Tenemos compañeros que están peleando contra eso desde el lugar que pueden.  Muchos vecinos que vienen a bañarse a la redacción de La Garganta y van a la asamblea y dicen ‘yo hoy me quiero rescatar’. Y tenemos un problema de fondo, que es para nosotros la explicación de la inseguridad. Inseguridad que tan absurdamente quieren resolver llamando más policía. Basta escuchar a Vanesa Orieta (hermana de Luciano Arruga, desaparecido en democracia) para entender cómo en los destacamentos policiales se manda a robar a los pibes, que generan la inseguridad, para que después la gente pida más policías, que mandan a robar más pibes y así.
- Se va a la consecuencia y no a la causa…
- Es que en esa lógica nos parecen que están perdidos, que los pibes tenga otros modos de rescatarse, otra posibilidad. Entendemos que el Estado no pueda parar de la noche a la mañana las grandes redes de narcotraficantes,  pero si puede construir un centro de rehabilitación serio, gratuito y de calidad donde podamos llevar a nuestros pibes. Mientras no se dispongan a eso, todas las estrategias de seguridad son relocalización de la marginalidad. Tiene que haber una contención social que hoy no hay.
    Boina fue hablando en un tono relativamente tranquilo, quizá por el dolor que significa perder a compañeros que están enredados en la droga. Cambió el timbre en la voz cuando mencionó ése “un centro de rehabilitación”. Levanto su índice derecho y gestualizó el número. No era casual el énfasis en ése dedo. La necesidad se hace urgencia con un Estado que mira para otro cordón.

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   “Cada instancia que nosotros tenemos como debate luchamos por lo mismo que antes de tener la revista. La revista es un arma más en ese camino que venimos recorriendo”, me comentó, reforzando la idea de que sus utopías no se obnubilaron por la repercusión que ha logrado en los grandes medios.
   La revista expulsa a los intermediarios, camina con voz propia: “Por suerte hubo algunos voceros, desde el regreso de la democracia, cuando teníamos las villas arrasadas e información cero. Si (los militares) se movían con la impunidad que se movían en el marco sindical y universitario, lo que hicieron en barrios donde les alcanzaba levantar una pared y decir ‘ese barrio se llama Ciudad Oculta’, porque ellos mismos la ocultaron para hacer ahí adentro todos los desastres que quisieran. Y no había periodistas villeros, entonces hubo tipos sensibles que dijeron hablar por nosotros, por lo que no tenían micrófono, porque voz tenemos desde siempre”.           
   Antes y ahora con los ingresos que generan por la venta de sus números (sale 15 pesos, y también se puede hacer por suscripción, de este modo cuesta un poco más) pudieron realizar algunas iniciativas. Entre los vecinos construyeron la plaza Kevin, que costó 15 mil pesos, en honor a Kevin, un niño que murió por una bala perdida. Se llamaba Kevin, al igual que un chico asesinado el año pasado por una zona liberada que otorgó la policía a una disputa narco. Asimismo con polladas, rifas y festivales llevaron a Mar del Plata a muchos de sus chicos a conocer el mar, y en 2009, cuando todavía no existía la revista, conocieron la nieve, en el Sur del país. Todo desde un fortalecimiento comunitario, de ir viviendo la vida mientras se lucha, sin convertirse en sucesores del Estado. “Porque no decimos que no venga el Estado que nosotros nos hacemos la cloacas, no, gritamos fuerte para decir: ‘¡Hijos de puta, véngannos a hacer las cloacas!’”.

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   El ritmo de la conversación fue bastante fluido. En las respuestas siempre se hablaba desde un “nosotros”, lo que indica el sentimiento de pertenencia, lejos de cualquier mezquindad individual. Cuando le hice la última pregunta a Boina sobre los sueños que tienen en el colectivo poderoso, además de la urbanización, se tomó un suspiro de tres segundos. Quizá fue por lo que representa haber sido históricamente un sector discriminado y nunca ponderado por la sociedad más que para la sección “policiales” de los noticieros.  “Queremos vivir en sociedad mejor, desde lo que hacemos la revista y en las asambleas, entendemos que hay otro modo de vivir, más sano, más humano, más colectivo. Cuando decimos que el faro es el pueblo cubano, con Fidel.  El ejemplo de unidad latinoamericana que dio Chávez, ahora Maduro; Evo desde la diversidad cultural. Están hablando desde una representación directa que vivimos en nuestros barrios. Una cultura, una identidad propia que sentimos que hoy tenemos, que no la pueden demonizar, ni nada de las cosas que vienen a proponer los medios de comunicación. De ahí, de haber resistido hasta una idea, hace muy poquito, de erradicar las villas a pasar a una discusión de urbanizarlas ha sido un avance. Creemos que  se ve a la villa desde un lugar distinto del cual históricamente lo han visto. Eso. Y que todos podamos crecer en cualquier ámbito, para poder vivir con dignidad, con libertad, con alegría”.



*Esta crónica, en una fecha especial, tiene más de un año de realizada, con algún ajuste pertinente.
Todo tiene que ver con todo.



lunes, 17 de septiembre de 2012

Si sucede conviene (apología de la ingenuidad)

Está claro que las palabras tienen fuerza no tanto por lo que dicen sino por quién las dice y desde dónde las dice porque las señoronas con su metal sonoro están indignadas y arman la sinfonía del individualismo capital dentro de capital y el zoom que llega se hace presente y los taxistas se copan acompañando la orquesta que esta vez no genera caos de tránsito ni fastidio y siempre detrás de los debates del debate sobre el debate miran los oligarcones y los interesados oportunistas del oportunismo con su vicio declarado de interés público porque la violencia engendra violencia como se sabe pero también engendra ganancias para la industria de la violencia que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo dijo el maestro terrenal él con las puertas del Pentágono que se autoproclaman más duras que la realidad una realidad que cuenta con piquetes de abundancia como dijo la señora y se necesita amor pero el odio gana por goleada y sigue primero en el campeonato por su eficacia odiadora y le da más puntos a la iluminación eternizada de un monopolio indignado nervioso y cercano a desarmarse que le aporta los flashes y una réplica idéntica a escala territorial donde el 161 no goza de seguridad jurídica y donde aparece ese juez de línea que divide a los equipos devenido en señal de noticias bien experimentado en la compra y venta de odio con un notero que en vez de cambiar otrora contar la realidad empezó a buscar culpables sumado a esa consonante perpetrada en su alto cargo y a la sangre de las palabras con la carnicería que si será televisada con el tema del día donde el boludo que chocó en la autopista por cosificar a la playera de una estación nacional y popular ameritó primera plana porque hoy el infundio se ha hecho primicia con las entraderas que entran y las salideras que salen sumado a los preguntadores bípedos detrás de la gala y la fantasía de incisión más los preguntadores para todos y todas y por qué en ese son está Charlotte que no saldría con un pobre acaso para no aniquilar su conciencia de clase o esos progresistas que no asisten al programa de Tinelli porque el progresismo y la intelectualidad creen que no deben brindarle complicidad al baile del show mediante ese led que nos vende espejitos de colores con la solidaridad detrás de una batalla para ver quién tiene más mirones del otro lado y que se acuerda de la chusma sólo un día y después los olvida porque el show debe continuar y porque esto es televisión como dijo la nunca ponderada señora de los almuerzos ante la indignación de los ajustados con esas tapas que tapan y alguno diría hay que tener cuidado porque a la izquierda de la izquierda generalmente comienza la derecha debido a la fisonomía de un mundo al que creemos redondos y tal y es ahí en el más acá donde el dólar duele más que el hambre donde te pintan adoctrinado de sentido de una historia en la que fuimos objetos más que sujetos siendo protagonizado y no protagonista con la ayuda del soplo de los sicarios de la prosa y de la tinta de sus redacciones pero así es la cosa con las hipocresías que usan saco y corbata que son los mismos que discuten el poder adentro del poder y dicen que los pibes están listos para la celda y no para votar dado que esos purretes no están listos pero es una cosa rara porque cómo le decís que no al pibe que incluso te quiere votar pero así estamos buscando grises en una dialéctica de blancos y negros que es infinita pero todo pasa dicen y todo eso pasa en Argentina un país con buena gente.

martes, 29 de mayo de 2012

Aporías ( la pata dialéctica)



El día a día. Las grandes noticias. Ellas, que hacen a los temas de conversación. Las portadas de los diarios más importantes. La jungla sin ley. Amén. La razón al servicio del mejor postor. "Con caniíbales rentados enseñando a masticar ", dijo el maestro, en una de sus tantas canciones. Corderos atados que adulan signos. Metamorfosis que no discrimina clases sociales. Las teorías de la comunicación y de manipulación que no fueron refutadas. El amorfo perfecto al servicio de la “gente dice que…” ; “la gente cree que…”. Las mediaciones interesadas. El panóptico de Focault. Gran hermano su pieza publicitaria. La castración del pensamiento. Los chicos de antes que señalan con el dedo a los chicos de ahora. La oratoria que domina al vulgo según los fundamentalistas de saco y corbata, que discuten poder desde el poder. Un pueblo originario que perdió sus tierras por el auge del turismo. La inseguridad y su correlación con las puertas Pentágono y la más sofisticada casa de alarmas.

El nuevo concepto, el de moda: el periodismo jurisprudente. Las marionetas que palabrean verdades de cocinas. Hasta cuando, dijo Capussotto. La leyenda, nacional y popular, que reza y asegura que "Clarín miente". El riverboquismo de la política. Los medios buscando colectivos hipotéticos para llenarse la panza. Vos, yo, todos. Somos esos numeritos que esconden personas, de piel y hueso, cuando la necesidad se hace primicia en la cara de los flashes. Un barrio (a)bajo, una señal. El charquito que se hizo río y que inundó de sueños.

Las bandas de música que se pelean, "lo hacen por guita", dice la independencia, y se terminan separando por la cara de Roca. Los analistas que rellenan espacios y se sientan a explicarnos el mundillo de la aritmética después de leer el diario. Las explicaciones para todos, el petróleo. La nueva mafia, la de los manteros, esos puesteros giles que venden películas cagándole la vida y el trabajo a toda la Warner Bross. El humor como pieza de pensamiento. La burla que denuncia la estafa corriéndose de la denuncia. La historia de las personas que en cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación. Las parte de una trama que nos contaron los dueños de la palabra semidesnuda. La parte que falta desandar y revisar para que el populismo sienta que sus tripas pueden respirar tranquilas.

martes, 20 de marzo de 2012

Contrastes (utopia y realidad)

Algunas cosas cambian, se transforman; se resignifican. Ya pasaron los años en los que el embajador norteamericano era más importante que el presidente del país que visitaba. No solo su prestigiosa presencia sino su anhelada “misión”. Ya dejo ese país hecho continente de amaestrar al Sur históricamente maniatado. La realidad dejo de tener mediaciones.

Ya no será llamado progreso el desarrollo del subdesarrollo latinoamericano. No se le llamara periodismo independiente a las megacorporaciones, que entre tantos negocios, usufrutuan al periodismo en la transición victimario-víctima.

Ya no existirán avenidas, ni billetes, ni estatuas, ni líneas de trenes con nombres de  genocidas, ni tampoco de conquistadores. La obra de Ernesto Guevara dejara de estar ausente en las curriculas secundarias. No se le llamara populismo al país que quiera defender sus intereses en detrimento de los históricamente dominadores. No será periodismo de investigación la extensión de una prosa escrita en condicional y con impersonales. El morbo dejara ser un hecho que merezca ser contado. Las Malvinas serán llamadas “Islas Malvinas” y NO “The Falkland Island”. La dignidad laboral en Argentina no costara 24 mil pesos con pisos de 35 mil. No serán vagos los maestros que luchen por sus derechos. La inseguridad y la inflación dejaran de darle luz política a los que viven en la oscuridad. Sera más meritorio hacer política con las personas cara a cara (a mil voces), que con las cámaras en un estudio de televisión. Se les tendrá más desconfianza a las personas de traje y su codiciada buena presencia que a los pibes que usen una visera. No se le llamará inseguridad jurídica al cumplimiento de las leyes.  Los sesudos editorialistas dejaran de confundir deseo con realidad. Dejara el dólar de ser más importante que la moneda local. Dejara de aparecer su cotización  en los noticieros. Los periodistas dejaran de catalogar como crímenes pasionales a los  femicidios. Las fechas celebres o patrias dejaran de ser por la muerte de… y serán por el nacimiento de. Se derrumbaran los muros que todavía persisten y que dividen (literalmente) las fronteras del pensamiento. No se le llamara moda a un movimiento históricamente postergado y acallado. La iglesia dejara de entrometerse en las leyes que no le incumben. El posicionamiento ideológico dejara de estar polarizado entre un “ultra” y un “anti”. Y en esa dialéctica infinita de negros y blancos habrá buenamente un poco de gris.