martes, 29 de mayo de 2012

Aporías ( la pata dialéctica)



El día a día. Las grandes noticias. Ellas, que hacen a los temas de conversación. Las portadas de los diarios más importantes. La jungla sin ley. Amén. La razón al servicio del mejor postor. "Con caniíbales rentados enseñando a masticar ", dijo el maestro, en una de sus tantas canciones. Corderos atados que adulan signos. Metamorfosis que no discrimina clases sociales. Las teorías de la comunicación y de manipulación que no fueron refutadas. El amorfo perfecto al servicio de la “gente dice que…” ; “la gente cree que…”. Las mediaciones interesadas. El panóptico de Focault. Gran hermano su pieza publicitaria. La castración del pensamiento. Los chicos de antes que señalan con el dedo a los chicos de ahora. La oratoria que domina al vulgo según los fundamentalistas de saco y corbata, que discuten poder desde el poder. Un pueblo originario que perdió sus tierras por el auge del turismo. La inseguridad y su correlación con las puertas Pentágono y la más sofisticada casa de alarmas.

El nuevo concepto, el de moda: el periodismo jurisprudente. Las marionetas que palabrean verdades de cocinas. Hasta cuando, dijo Capussotto. La leyenda, nacional y popular, que reza y asegura que "Clarín miente". El riverboquismo de la política. Los medios buscando colectivos hipotéticos para llenarse la panza. Vos, yo, todos. Somos esos numeritos que esconden personas, de piel y hueso, cuando la necesidad se hace primicia en la cara de los flashes. Un barrio (a)bajo, una señal. El charquito que se hizo río y que inundó de sueños.

Las bandas de música que se pelean, "lo hacen por guita", dice la independencia, y se terminan separando por la cara de Roca. Los analistas que rellenan espacios y se sientan a explicarnos el mundillo de la aritmética después de leer el diario. Las explicaciones para todos, el petróleo. La nueva mafia, la de los manteros, esos puesteros giles que venden películas cagándole la vida y el trabajo a toda la Warner Bross. El humor como pieza de pensamiento. La burla que denuncia la estafa corriéndose de la denuncia. La historia de las personas que en cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación. Las parte de una trama que nos contaron los dueños de la palabra semidesnuda. La parte que falta desandar y revisar para que el populismo sienta que sus tripas pueden respirar tranquilas.